Perspectivas
La era de las cadenas de suministro estratégicas
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Global Equity Observer
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septiembre 29, 2025
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La era de las cadenas de suministro estratégicas |
En el entorno actual, donde las tensiones geopolíticas amenazan la cohesión de la economía global, construir cadenas de suministro más resilientes se ha convertido en un imperativo estratégico. Las compañías deben afrontar un panorama definido por la fluctuación de la demanda, el aumento de la intervención política y las disrupciones cada vez más impredecibles. Sin embargo, para muchos fabricantes, la desvinculación total de los proveedores extranjeros sigue siendo poco práctica. Para las compañías globales, la resiliencia ya no se trata solo de contingencia, sino de reequilibrio sin descarrilar.
Es posible que la era de las cadenas de suministro globales fluidas esté llegando a su fin. En la actualidad, algunas de las industrias más críticas del mundo, desde tecnología y energía hasta defensa e industria, dependen de un ecosistema de semiconductores cada vez más fragmentado y con tensión geopolítica. Los cuellos de botella ya no son problemas ocasionales, sino realidades estructurales.
Un ejemplo obvio serían las restricciones comerciales de Estados Unidos, que se han dirigido específicamente a la capacidad de China de fabricar chips avanzados en el campo de la inteligencia artificial. En respuesta, el Ministerio de Comercio de China impuso controles de exportación a siete elementos de tierras raras (REE), incluidos disprosio, terbio y gadolinio, vitales para la producción de imanes utilizados en computación de alto rendimiento, vehículos eléctricos y redes eléctricas1. Estos materiales ahora requieren licencias de exportación especiales, lo que aumenta la incertidumbre de suministro en múltiples sectores. La fricción de la cadena de suministro no es teórica y ya se manifiesta en el mundo real de forma llamativa.
Imaginemos un centro de datos en Texas, diseñado para alimentar la siguiente ola de computación de inteligencia artificial, inactivo porque está esperando transformadores de alta tensión atascados en un puerto de Shenzhen. La red estadounidense no puede expandirse con la suficiente rapidez, no por falta de ambición, sino porque los imanes especializados necesarios para los engranajes de transmisión avanzada dependen de elementos de tierras raras procedentes casi en su totalidad de China. ¿Qué sentido tiene la innovación si la infraestructura no puede responder de la misma forma?
Resiliencia desde el diseño: evolución de los modelos de riesgo medioambiental y de abastecimiento
La eficiencia en costes puede proporcionar una ventaja competitiva significativa en ausencia de disrupciones. Durante décadas, el modelo de gestión de operaciones ‘just-in-time’ de un fabricante de automóviles japonés se celebró como una estrategia centrada en la eficiencia, garantizando que los materiales se entregaran con precisión cuando fuera necesario para minimizar los costes de inventario, hasta que el terremoto y el tsunami de Tohoku de 2011 revelaron las vulnerabilidades inherentes de las cadenas de suministro altamente optimizadas2,3.
La pandemia de COVID-19, a su vez, llevó a muchas empresas a adoptar un modelo de inventario ‘just-in-case’ para mitigar las pérdidas por interrupciones inesperadas. Para 2023, al remitir los desafíos relacionados con la pandemia, algunas organizaciones volvieron a las prácticas de ‘just-in-time’ a pesar de los persistentes riesgos para las cadenas de suministro, influidas por el aumento de los costes asociados al mantenimiento de inventarios sustanciales en un entorno de altos tipos de interés e inflación4.
Estas respuestas cíclicas apuntan a una verdad más profunda: la resiliencia ahora reside en la flexibilidad estratégica, no en la adhesión dogmática a un único modelo. Sin embargo, desarrollar resiliencia hoy en día requiere algo más que optimizar el inventario o diversificar los proveedores: exige tener en cuenta los impactos físicos del cambio climático y la escasez de recursos naturales. Las olas de calor, las sequías, las inundaciones y los acontecimientos meteorológicos extremos están alterando las redes logísticas, la producción industrial y la disponibilidad de materias primas con una frecuencia cada vez mayor.
Un riesgo infravalorado es la escasez de agua. Desde las fábricas de semiconductores en Arizona hasta la producción farmacéutica en India, el acceso a un suministro de agua constante está emergiendo como una restricción crítica. Los riesgos relacionados con el clima ya no son hipotéticos, sino que son disrupciones cuantificables. Así, la resiliencia requiere integrar la asignación de riesgos climáticos, el análisis de escenarios y la estrategia de adaptación en la planificación de abastecimiento y capital.
Política industrial como factor que modela el mercado
La reconfiguración de las cadenas de suministro ya no es solo un ejercicio corporativo: los países se están convirtiendo en actores estratégicos en la formación de mercados. Un ejemplo sorprendente es la participación del Departamento de Defensa de Estados Unidos en el único productor de tierras raras totalmente integrado de Estados Unidos5. Para respaldar la resiliencia nacional, el gobierno ha proporcionado garantías de precios mínimos para pedidos a largo plazo, suscribiendo efectivamente la inversión en un sector plagado de volatilidad de costes y riesgo geopolítico6. En este nuevo panorama, la política industrial no es periférica, sino que emerge como una fuerza central que modela la dinámica de suministro. Para los inversores, esto supone un cambio: los incentivos estatales, las subvenciones y los modelos de abastecimiento son ahora variables críticas para evaluar la resiliencia de la cadena de suministro a largo plazo, en particular, en áreas como minerales críticos, semiconductores y defensa.
Invertir en resiliencia: compañías de calidad liderando el camino
Para los inversores a largo plazo, la reconfiguración de las cadenas de suministro global no solo presenta un riesgo para su gestión, sino también una oportunidad para identificar compañías que conviertan la resiliencia en una ventaja competitiva. En nuestra opinión, la resiliencia de la cadena de suministro representa cada vez más un marcador de la excelencia operativa, el poder de fijación de precios y la previsión estratégica, todos ellos aspectos de referencia de las compañías de calidad que favorecemos. Teniendo esto en cuenta, la resiliencia de la cadena de suministro ha sido un tema de implicación temático para el equipo este año, ya que buscamos evaluar cómo las compañías que poseemos abordan el riesgo potencialmente sustancial desde el punto de vista financiero de la disrupción de la cadena de suministro.
Legrand es un ejemplo sólido de una compañía que aborda la resiliencia de la cadena de suministro. La compañía ha integrado proactivamente la exposición al clima y el riesgo geográfico en toda su cadena de valor. Durante la volatilidad relacionada con los aranceles, sus operaciones en Estados Unidos evaluaron no solo su propia exposición a China y México, sino también la de proveedores clave, permitiendo una comunicación clara con las partes interesadas. Legrand también evita el abastecimiento único, incluso en áreas vulnerables como Taiwán, donde está ampliando activamente su base de proveedores.
Del mismo modo, Safran está trabajando para reducir la sensibilidad de su dependencia del titanio ruso y las tierras raras chinas, adaptándose a las cambiantes regulaciones a través de cláusulas contractuales y abastecimiento flexible. En el caso de ASML, la resiliencia de la cadena de suministro surgió como una necesidad desde el principio, exigiendo a la organización que invitara activamente a las compañías a colaborar, equilibrando asociaciones profundas con una creciente supervisión de los riesgos, especialmente, en torno a las tierras raras. La compañía está ampliando la visibilidad ‘upstream’, abasteciéndose de forma dual de manera selectiva e invirtiendo en resiliencia climática, todo ello mientras se enfrenta a los controles de exportación y las presiones relacionadas con los aranceles que subrayan su papel fundamental en la cadena de valor de los semiconductores.
En un mundo en el que la disrupción se está convirtiendo en la norma, comprender las cadenas de suministro corporativas sigue siendo esencial, no solo ante las tensiones comerciales no resueltas, sino también en previsión de cambios sistémicos más profundos en el orden global. En última instancia, estos ejemplos muestran que la resiliencia no consiste simplemente en evitar las disrupciones. Se trata cada vez más de permitir la opcionalidad a largo plazo, la innovación sostenida y una eficiencia de capital superior. En un mundo fragmentado, creemos que las compañías que invierten de forma temprana e inteligente en durabilidad de la cadena de suministro estarán mejor posicionadas estructuralmente y que la resiliencia puede convertirse en el nuevo alfa.
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Vice President
International Equity Team
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