Perspectivas
Crisis energética: el poder del posicionamiento
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octubre 06, 2022
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Crisis energética: el poder del posicionamiento |
En septiembre, la volatilidad subió al producirse oleadas de ventas tanto de renta variable como de renta fija. La renta variable cayó por el impacto de la subida de la inflación, el descenso de las previsiones de beneficios y un mayor ajuste a la baja de los múltiplos de las ratios PER. Asimismo, el agresivo endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales afectó a la renta fija. A excepción del efectivo (el dólar estadounidense, el euro y el yen japonés) y el bono estadounidense a 2 años, los activos en general perdieron terreno. En moneda local, el índice S&P 500 cayó un 9,2%, los índices MSCI Europe y MSCI Japan perdieron un 6,3% cada uno y el índice MSCI EM (USD) retrocedió un -11.7%1. La rentabilidad del bono estadounidense a 10 años subió, cerrando el mes en el 3.8%2, y el índice VIX se disparó hasta los 32,6 puntos poco antes del cierre del mes3. Cabe destacar que el Reino Unido asistió a un colapso en los precios de la deuda pública tras la publicación de un "minipresupuesto", que preveía un programa de reducción de impuestos sin recursos con que financiarlos y que obligó a intervenir al Banco de Inglaterra para tratar de estabilizar el sistema financiero.
La crisis energética y las repercusiones para las divisas
Es probable que los problemas de suministro mantengan elevados los precios de la energía, en particular, en vista del déficit de inversión actual en el ámbito de la prospección de petróleo por la transición a energías sostenibles y la interrupción, que puede ser duradera, del suministro de petróleo y gas de Rusia a Europa. A medida que los precios se asienten en niveles más altos, la aportación de la energía a la inflación podría comenzar a disminuir. Sin embargo, el impacto de la energía en las balanzas comerciales podría tener un efecto más duradero. En general, los importadores de energía netos han visto cómo sus tipos de cambio efectivos reales han caído este año, mientras que los exportadores netos, como Estados Unidos, los han visto subir o mantenerse estables. Por tanto, la transición energética puede resultar ser una fuente de apoyo estructural para el dólar, pero puede seguir siendo un lastre para monedas de países importadores netos de energía como el euro, la libra esterlina y el yen japonés.
Fuente: J.P.Morgan, Enerdata, MSIM
Un nuevo régimen para los bonos
Es probable que estas dinámicas incidan en los bonos. Estados Unidos no solo es un exportador neto de energía, sino que una moneda más fuerte también reduce la inflación importada. Esta situación lo sitúa en una posición de ventaja con respecto a sus homólogos de la zona euro, cuya moneda más débil brinda al Banco Central Europeo más motivos para endurecer la política monetaria. Prevemos que las expectativas de inflación más a largo plazo tanto para Estados Unidos como para Europa sean, al menos, del 2,5%, un nivel muy superior a las cuotas medias de la última década y que sugiere que las rentabilidades de equilibrio de los bonos también podrían ser más elevadas.
Repercusiones para la inversión
En un primer momento, redujimos las inversiones en renta variable ante el aumento de la presión sobre los bancos centrales para evitar que las expectativas de inflación se desanclen; también rebajamos la duración en las diferentes posiciones en bonos soberanos. Introdujimos los siguientes cambios tácticos, muchos de los cuales reflejan la dinámica que se describe anteriormente:
Renta variable de Estados Unidos
Pasamos a infraponderarnos en renta variable estadounidense, pues nos preocupan la posibilidad de nuevas caídas por la actitud agresiva de la Reserva Federal y el deterioro de la perspectiva para los beneficios. La renta variable estadounidense sigue sobrevalorada y vulnerable a ajustes en las cotizaciones si los márgenes empiezan a descender por las presiones sobre los salarios y la moderación del crecimiento económico.
Renta variable con dividendos altos y volatilidad baja y renta variable japonesa
Liquidamos nuestra sobreponderación en acciones estadounidenses con dividendos altos y volatilidad baja ante las inquietudes por la posibilidad de que un número superior al normal de acciones con dividendos altos de esta exposición no logre sostener sus dividendos ante el debilitamiento de los beneficios. Sustituimos dicha inversión por una sobreponderación cubierta en renta variable japonesa, que mantiene una relativa resiliencia ante el descenso actual del mercado. Favorece a las acciones niponas la aceleración de la actividad económica por la reapertura tras la COVID-19. Además, la depreciación del JPY debería resultar favorable para los BPA. Por último, el descenso de las valoraciones japonesas relativas (en especial, frente a Estados Unidos) brindó una mayor seguridad relativa.
Bancos europeos
Pasamos a sobreponderarnos en bancos europeos dadas sus atractivas valoraciones y sus altas rentabilidades por dividendo porque buscamos oportunidades tácticas para incorporar riesgo en el marco de nuestro posicionamiento prudente.
Deuda pública británica a 10 años
Pasamos a una posición de infraponderación en deuda pública británica a 10 años a comienzos de mes. Tras las consecuencias del conocido como "minipresupuesto", continuamos reduciendo nuestra inversión en deuda británica. El cuestionable perfil de su deuda, junto con la divergencia entre el tipo terminal y los tipos del Reino Unido, supone problemas incluso tras las ventas masivas.
Deuda pública europea a 10 años
Pasamos a mantener una posición de infraponderación en deuda pública europea a 10 años para reducir la duración de los bonos europeos. La crisis energética supone un problema constante para la deuda soberana de la región, lo cual es probable que obligue a los bancos centrales a mantener su enfoque restrictivo para enfriar la economía, respaldar las divisas y evitar una consolidación de las expectativas de inflación.
Crédito europeo investment grade
Pasamos de una posición de sobreponderación a otra de neutralidad en crédito europeo investment grade. Nuestras nuevas previsiones para los tipos del euro reflejan el aumento de las rentabilidades en la zona euro. Aunque no percibimos demasiado potencial alcista en los diferenciales, dado que en los niveles actuales el crédito ya descuenta una recesión moderada, la rentabilidad total de la deuda pública de duración muy baja parece mejor de cara a los próximos meses, en comparación con la rentabilidad total que ofrece el crédito europeo con grado de inversión.
Bonos corporativos de mercados emergentes
Pasamos a una posición de sobreponderación en crédito de mercados emergentes, lo cual podría brindar cierto carry en plena incertidumbre macroeconómica global. Prevemos que esta clase de activos rendirá mejor que la renta fija de mercados desarrollados dados sus fundamentales mejores y su percepción favorable, pues presenta un sesgo hacia una calidad mayor, un riesgo de impago limitado, menor volatilidad y una correlación inferior con respecto a los activos de riesgo de mercados desarrollados.
Oro
Pasamos de una posición de sobreponderación a una de neutralidad dada la arraigada correlación negativa del oro con las rentabilidades reales y el dólar estadounidense, ambos, sometidos a una persistente presión al alza.
Yen
Pasamos de una posición de sobreponderación a una de neutralidad en el yen japonés. Aunque el yen ya descuenta una debilidad considerable de los fundamentales, el potencial alcista parece limitado. El Banco de Japón sigue siendo la excepción entre los bancos centrales de la esfera desarrollada dada su política monetaria ultralaxa. La ampliación del diferencial entre las rentabilidades estadounidense y japonesa y el empeoramiento de los términos de intercambio no favorecen a la moneda.
La rentabilidad de los índices se facilita con fines meramente ilustrativos y no pretende describir el rendimiento de una inversión concreta. La rentabilidad pasada no es garantía de resultados futuros. Consulte el apartado Información importante para conocer las definiciones de los índices.
Fuente: equipo MSIM GBaR, 30 de septiembre de 2022. La información que aquí se recoge reviste fines meramente ilustrativos y no constituye una oferta o una recomendación para comprar o vender títulos concretos ni para adoptar una estrategia de inversión determinada. Los puntos de vista tácticos que figuran anteriormente son un reflejo general de las opiniones y las decisiones de nuestro equipo, que se expresan para comunicarse a nuestros clientes. La información que aquí se incluye no pretende abordar los objetivos financieros, la situación o las necesidades específicas de ningún inversor en concreto. Las señales representan la opinión del equipo GBaR sobre cada clase de activos. Una señal negativa indica una opinión relativa negativa o infraponderada, una señal positiva indica una opinión relativa positiva o sobreponderada. El azul claro indica la visión táctica antes de la variación; el azul oscuro indica la visión a partir del 30 de septiembre de 2022.
CONSIDERACIONES SOBRE RIESGOS
No existe garantía de que la estrategia vaya a alcanzar su objetivo de inversión. Las carteras están expuestas al riesgo de mercado, que es la posibilidad de que los valores de mercado de los títulos de la cartera bajen y que, por consiguiente, el valor de las acciones de la cartera sea inferior al que usted pagó por ellas. Los valores de mercado pueden cambiar a diario por acontecimientos económicos y de otro tipo (por ejemplo, catástrofes naturales, crisis sanitarias, atentados terroristas, conflictos y disturbios) que afecten a mercados, países, compañías o gobiernos. Resulta difícil predecir el momento en que se producirán tales acontecimientos, así como su duración y sus posibles efectos adversos (por ejemplo, para la liquidez de las carteras). En consecuencia, su inversión en esta cartera podrá comportar pérdidas. Tenga en cuenta que esta estrategia puede estar sujeta a determinados riesgos adicionales. Existe el riesgo de que la metodología de asignación de activos y los supuestos del asesor con respecto a las carteras subyacentes sean incorrectos a la luz de las condiciones reales del mercado, por lo que la cartera podría no alcanzar su objetivo de inversión. Las cotizaciones también suelen presentar volatilidad y existe una posibilidad significativa de pérdida. Las inversiones de la cartera en pagarés vinculados a materias primas implican riesgos sustanciales, incluido el riesgo de perder una parte significativa del valor de su capital principal. Además de los riesgos relacionados con las materias primas, estas inversiones pueden estar sujetas a otros riesgos específicos, como el riesgo de pérdida de intereses y del capital principal, la ausencia de un mercado secundario y el riesgo de mayor volatilidad, los cuales no afectan a los títulos tradicionales de renta variable y de renta fija. Las fluctuaciones de las divisas podrían anular las ganancias por inversiones o acentuar las pérdidas por inversiones. Los títulos de renta fija están sujetos a la capacidad del emisor de realizar puntualmente los pagos del capital principal y los intereses (riesgo de crédito), a las variaciones de los tipos de interés (riesgo de tipos de interés), a la solvencia del emisor y a la liquidez del mercado en general (riesgo de mercado). En un entorno de subidas de los tipos de interés, los precios de los bonos pueden caer y dar lugar a periodos de volatilidad y a aumentos de los reembolsos en las carteras. En un entorno de caídas de los tipos de interés, la cartera puede generar menos ingresos. Los títulos más a largo plazo pueden ser más sensibles a las variaciones de los tipos de interés. Los títulos de renta variable y extranjeros suelen ser más volátiles que los títulos de renta fija y están supeditados a riesgos de divisa, políticos, económicos y de mercado. La valoración de los títulos de renta variable fluctúa en respuesta a actividades específicas de las compañías. Las acciones de compañías de pequeña capitalización entrañan riesgos específicos, como una limitación de líneas de productos, mercados y recursos financieros, y una volatilidad de mercado mayor que los títulos de compañías más grandes y consolidadas. Los riesgos de invertir en países de mercados emergentes son mayores que los riesgos asociados a inversiones en mercados desarrollados extranjeros. Las participaciones de fondos cotizados entrañan muchos de los mismos riesgos que las inversiones directas en acciones ordinarias o bonos y su valor de mercado fluctuará a medida que varíe el valor del índice subyacente. Al invertir en fondos cotizados y otros fondos de inversión, la cartera absorbe tanto sus propios gastos como los de los fondos cotizados y los fondos de inversión en los que invierte. La oferta y la demanda de fondos cotizados y de fondos de inversión pueden no estar correlacionadas con las de los títulos subyacentes. Los instrumentos derivados pueden ser ilíquidos, podrían incrementar las pérdidas de forma desproporcionada e imprimir un efecto negativo potencialmente amplio en la rentabilidad de la cartera. Un contrato de divisas a plazo es una herramienta de cobertura que no implica ningún pago inicial. El uso de apalancamiento puede incrementar la volatilidad de la cartera.
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Managing Director
Global Balanced Risk Control Team
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